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¿Cómo tener el cabello sano todo el año?

¿Sabías que perdemos entre 50-100 cabellos al día? Pues sí, es natural y forma parte del proceso de renovación capilar que experimenta nuestro organismo a lo largo de la vida. No obstante, si la pérdida resulta significativamente superior, o sientes que tu pelo pierde brillo, densidad o que sus puntas se abren con mucha frecuencia, resulta necesario revisar qué falla en nuestro cuidado.

Entre los principales elementos a tener en cuenta, además de su protección contra agentes externos (sol, viento, humedad, contaminación, etc.), y una revisión de los productos que utilizamos a diario (champús, lacas, tintes, etc.), destaca la alimentación.

Una dieta balanceada —unida a una suplementación responsable—, puede aportarnos los nutrientes necesarios para recuperar y mantener la vitalidad de nuestro cabello durante todo el año. La clave está en saber identificarlos y aprovecharlos correctamente. Hoy te presentamos un resumen de los  nutrientes más usados, sus propiedades y dónde encontrarlos.

Nutrientes indispensables

Entre los nutrientes que más demanda nuestro organismo para mantener la vitalidad de nuestro cabello se encuentran las vitaminas y los minerales.

El poder de la vitamina A

También llamada retinol, la vitamina A interviene en la producción de sebo, por lo que se considera fundamental en la prevención de todos los problemas del cuero cabelludo relacionados con la sequedad: caspa, cabello opaco y caída prematura del pelo.

Las frutas de color naranja, verde o amarillo como el melón, el albaricoque y el mango son ricas en este nutriente que también podemos encontrar en los vegetales de hoja verde oscura como el brócoli, la col y las espinacas; los productos lácteos como la leche, la mantequilla y el queso cheddar; la ternera, el pavo y el pollo; el pescado; y los cereales enriquecidos.

Vitaminas B6 y E: oxígeno necesario

La vitamina B6 garantiza que el cabello y sus folículos pilosos, reciban el oxígeno adecuado y luzcan saludables. Los alimentos más ricos en este nutriente son el hígado, el pollo, la carne de cerdo, el pescado, los plátanos, las patatas, las alubias secas, los granos integrales y la gran mayoría de las frutas y verduras.

La vitamina E es la responsable de que la sangre llegue al cuero cabelludo y de que este absorba el oxígeno necesario para la salud de nuestra piel y cabello. Se halla principalmente en: aceites vegetales (de germen de trigo, girasol, maíz, etc.), nueces,  semillas de girasol, espinacas, brócoli, y cereales integrales.

Biotina al rescate

La biotina o vitamina B7 fomenta el crecimiento del cabello, le proporciona fuerza, aumenta su grosor y evita su caída. Podemos consumirla de forma natural a través de alimentos como el hígado de ternera, los huevos, el pescado azul (atún, salmón, sardinas y arenque), las legumbres (guisantes), los frutos secos (nueces) y las frutas (plátano, tomates y fresas).

Vitamina C: potente antioxidante

Catalogada como un potente antioxidante, entre las funciones de la vitamina C destaca la generación del colágeno que compone nuestro cabello. Además de en los suplementos vitamínicos y algunos zumos enriquecidos, se puede consumir en frutas como el limón, las naranjas, las mandarinas, las fresas, el pomelo, la piña, el mango y el kiwi.

Zinc y magnesio, dúo imprescindible

El zinc es uno de los minerales esenciales para la salud del cabello —la ingesta de 2,5 mg diarios ayuda a prevenir su caída—, de ahí que nuestro cuerpo requiera obtenerlo de manera regular y continuada. Una dieta rica en proteínas y alimentos como los espárragos, las berenjenas, los garbanzos, el plátano, los higos o el germen de trigo, puede ayudarnos a alcanzar la dosis diaria recomendada.

El consumo de magnesio se asocia con mejoras en las articulaciones, la piel y el cabello. Se puede obtener a través de alimentos vegetales como las semillas de girasol, las almendras, las espinacas, las nueces, la quinoa o el aguacate. En ambos casos la suplementación puede ser un buen aliado.

Más salud con el hierro y el cobre

El ayudar a mantener los folículos del pelo sanos y sin caídas excesivas, convierte al hierro y al cobre en dos de los minerales imprescindibles para nuestra salud capilar.

El primero se halla en mayor cantidad en las carnes rojas (como la de ternera o la de buey), el hígado, la morcilla, los mariscos de concha (como los berberechos, las almejas y los mejillones), los frutos secos (como las nueces, los anacardos, los pistachos o las almendras), algunas semillas (como el sésamo), verduras de hoja verde (como los berros, las acelgas o las espinacas), y en el alga espirulina. El segundo podemos ingerirlo a través de las nueces, las avellanas, el cacao, los champiñones, la soja y las legumbres.

Juntos o por separado, en su forma natural o a través de una suplementación responsable, estos constituyen, sin dudas, nutrientes a tener muy presentes en nuestra dieta. Nuestro cabello lo agradecerá.

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